LA APARECIDA DEL PUENTE DE OVANDO
Hola! el dĆa de hoy comenzamos con un tour por algunas de las ciudades de MĆ©xico, y de una forma muy especial ya que serĆ” a travĆ©s de nuestras leyendas, estarĆ”n participando varios blogs asĆ que los invito a dar clik en el botĆ³n al final de esta entrada. Pasen felices fiestas de dĆa de muertos.
Un Ovando tuvo dos hijos: un valiente y un esforzado hombre, y una de las bellezas mĆ”s hermosas que han vivido en Puebla. Llegados los 16 la muchacha, la noble Ovando, buscaba pareja, con la ingenuidad de su joven vida, se dejo guiar por sus sentimientos creyendo que podĆa elegir a su antojo, aunque fuera a un joven de mediana posiciĆ³n, contraviniendo su linaje, desacatando las ordenes del viejo patriarca.
-Pero padre, yo lo amo- decĆa la doncella suplicante.
-¿QuĆ© tiene que ver el amor con el matrimonio?- respondiĆ³ el patriarca – solo te casaras con alguien de tu alcurnia. ¿Quieres casarte con un pobretĆ³n? Primero muerto que viĆ©ndote pedir limosna en un puente.
La hija se sentĆa indefensa ante las recriminaciones del padre que solo hablaba de la grandeza de la familia, el Ćŗnico consuelo que le quedĆ³ fue llorar ante la mirada firme de su progenitor.
Al pasar los dĆas supo con certeza que todo estaba perdido, y pensaba en silencio:” todo habrĆa sido fĆ”cil sino me hubiera enamorado”, ahora solo le quedaba perder su calidad de doncella y su padre tenĆa que aceptar la uniĆ³n para no enfrentarse a la deshonra.
Para ello escogieron un dĆa en el que el padre, pretextando negocios de diverso Ćndole, se ausentĆ³ de la casa familiar, y en su casa, en la cama, donde 16 aƱos atrĆ”s habĆa nacido la joven, se unieron de la forma dulce como solo lo hacen los verdaderamente enamorados.
En medio de su pasiĆ³n no pudieron percibir como se abrĆa lentamente el armario, ni vieron la sĆŗbita apariciĆ³n que un joven que con grito estentĆ³reo y una pistola en mano los seƱalĆ³.
-¡TĆ!- gritĆ³ el aparecido con una voz que resonĆ³ hasta el otro lado del rĆo San Francisco.
-¡Hermano!- gritĆ³ a su voz la noble Ovando.
Todo lo demĆ”s sucediĆ³ en un abrir y cerrar de ojos. Al instante se oyĆ³ un disparo hiriendo de muerte a la doncella que trato de proteger a su amado. Este Ćŗltimo trato de tomar la espada, pero no fue lo suficientemente rĆ”pido pare evitar que el joven Ovando le cortara el cuello con una daga de cinto que llevaba siempre consigo. La Ćŗltima expresiĆ³n de la doncella delatĆ³ el horror de esos momentos y su cuerpo suplicante cayĆ³ sobre un charco de sangre. El joven Ovando enloquecido tomo su daga de cinto y de un tajo le corto el cuello al irreverente.
Hubo luto riguroso en la casa de los Ovando durante varios dĆas.
El hijo se salvĆ³ de la cĆ”rcel porque se dijo que fue un crimen de honor. Pero ni todo su dinero fue capaz de liberarlo de la venganza de la familia del pretendiente, tiempo despuĆ©s lo liquidaron cuatro hombres en un callejĆ³n. MĆ”s triste fue la historia del padre.
Ovando era un buen hombre y amaba a su hija. Tras de su muerte trato de mitigar su dolor con la bebida y mucha veces se vio en la necesidad de cruzar el puente a altas horas de la noche. En un dĆa lluvioso se fijĆ³ en una mujer a la entrada del puente que pedĆa limosna.
- Por la sangre de Cristo SeƱor, deme una moneda- dijo la fantasmal figura.
-Mujer necia, ¿QuĆ© hora es esta de pedir a la entrada de mi puente?
-¿No me reconoces padre?- dijo la voz de ultratumba –pido limosna y pedirĆ© a tu descendencia hasta el fin del mundo, por cuanto fui muerta a manos de mi propia familia.
- ¿QuiĆ©n eres... ser del mal? – replicĆ³ el anciano horrorizado.
- ¡MĆrame! – ilumino un relĆ”mpago la figura.
-¡No! Esto no es verdad.
- ¡MĆrame de nuevo! – repitiĆ³ la apariciĆ³n que en todo era la imagen de su hija.
-¡No! – gritĆ³ un desesperado Ovando, tratando de cruzar el puente que lo acercaba a su casa. No llegĆ³ lejos, porque el agua del rĆo se elevĆ³ cubriĆ©ndolo, y arrastrĆ”ndolo al fondo sin posibilidades de salvaciĆ³n. Su cuerpo fue descubierto dos dĆas despuĆ©s lejos de la ciudad.
Hasta el dĆa de hoy los mĆ”s antiguos habitantes de Analco, sostienen que si uno cruza ese puente a media noche aparece una mujer pidiendo tributo. Si se le entrega la moneda se puede pasar libremente, sino, una fuerza visible te jala hacia abajo, del que antes fuera el RĆo San Francisco y hoy es el Boulevard 5 de mayo.
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